La era del Real Madrid

Va a hacer un año que no escribo aquí, pero la ocasión no merece menos. El Real Madrid ha levantado su duodécima Champions hace apenas media hora. Escribo en caliente porque me ha venido un arrebato de realidad, y tengo muchas ganas de expresar lo que siento ahora mismo.

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Andy Rayn. Agencia EFE.

El Real Madrid ha conseguido su tercera Champions en los últimos cuatro años, a parte de llevarse la liga española éste año. La mejor noticia para los madridistas, más allá de los títulos, es que por fin se empiezan a hacer las cosas bien. El club ha apostado por una gestión diferente respecto a la última década y sin duda le está funcionando. Ésta evolución en la manera de hacer las cosas tiene un claro responsable: Zidane. Florentino ha dejado por fin libertad a un entrenador para construir un proyecto más allá del escaparate. Los cromos de Florentino han dejado de ser indiscutibles, y Zidane decide quien juega y quien no. Con Bale recuperado, hace apenas tres años, hubiese sido impensable que Isco jugase la final. La confianza en el francés fue absoluta desde el primer momento, y el apoyo de la afición y también de la plantilla ha sido determinante para cuajar.

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Andy Rayn. Agencia EFE.

Aunque Zidane ha encajado a la perfección en el hueco que el club necesitaba, no creo que sea un gran entrenador. Los planteamientos y los cambios tácticos para solucionar partidos dejan mucho que desear, y aunque fue uno de los mejores jugadores del mundo, su visión como entrenador está todavía muy verde. La clave de su éxito reside en su persona. Zidane ha sabido transmitir a cada uno de los jugadores su importancia en la plantilla, y se lo ha demostrado con minutos. Si algo ha sabido hacer como entrenador ha sido crear una plantilla competitiva convencida de su valor, y los jugadores han respondido con esfuerzo, calidad y también con goles. Las tácticas y variantes se pueden aprender, pero la capacidad de convencer a tus jugadores de que son los mejores es el mayor reto de un entrenador.

Zidane ha apostado por jugadores como Isco, Nacho, Asensio, Lucas Vázquez o Morata entre otros, la mayoría de ellos jóvenes de la cantera que sienten la camiseta como suya, y eso es algo que no se compra. El mérito está en confiar en ellos y no en los que venden miles de camisetas.

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Chema Moya. Agencia EFE.

No soy una gran aficionada al fútbol del Madrid. Llevo muchos años disfrutando de un Barça que cuida la pelota, que la quiere y que la disfruta cuando la tiene, y me cuesta acostumbrarme a otro fútbol que no sea ese. El tiempo me ha enseñado que a pesar de ello, todos los sistemas y formas de jugar tienen su valor. La riqueza del fútbol está en sus diferentes versiones, aunque yo disfrute más un sistema que otro. Es por eso que he intentado adivinar a qué juega exactamente el Madrid, y por fin lo he entendido. El Real Madrid juega a ganar. No importa el cómo. La afición lo que espera de su equipo es que haga todo lo posible por llevarse la victoria. Lo importante no es el sistema, ni los jugadores, lo que hace ganar al Real Madrid es su ambición, y lo hemos visto muchas veces ésta temporada. El equipo ha luchado siempre hasta el final por la victoria, y el mejor ejemplo fue El Clásico. El Madrid se vio tan capaz de marcar el tercero, que se volvió al ataque olvidándose de defender. Y entonces apareció Messi.

El Real Madrid va por el buen camino

La situación del club blanco me provoca envidia. Mientras ellos tienden a encaminar la gestión hacia el buen camino, el Barça hace todo lo contrario. Aunque Florentino sigue siendo Florentino, su confianza en Zidane le ha sido devuelta en éxitos. Más allá de lo que el presidente pretenda hacer con el club, por fin ha entendido que el líder del proyecto debe ser alguien de fútbol y no él.

El Barça deberá trabajar y mucho si quiere competir de verdad con un Real Madrid muy pensado. El club catalán está desaprovechando a Messi. Mientras el Madrid ha rodeado a Cristiano con los mejores, el Barça tiene al mejor mal rodeado, esperando que sea él solo quien gane la Champions. Y no quiero decir que el Barça tenga un mal equipo, pero la visión de futuro está siendo nula, y mientras el Real Madrid se ha llevado a Isco o Asensio, el Barça vendió a Thiago por 18 millones. El Madrid está plantando las bases para el futuro, mientras que el Barça se agarra a Messi como si el argentino fuese eterno.

Pintan bastos para el Barça, y lo peor de todo es la falta de confianza que genera ésta directiva. Los equipos viven etapas, y debemos asumir que estamos de lleno en la del Real Madrid.

 

 

 

 

 

 

 

 

Desmontando La Undécima

El fútbol es imprevisible, resultadista y en ocasiones injusto. El Real Madrid ha ganado la undécima, y eso quedará para siempre, pero en la memoria de algunos quedará esta temporada del equipo blanco como seguramente la más surrealista e injusta de su historia.  Seguramente este post pueda resultar cómico a los madridistas, ya que hoy celebran  la Champions mientras yo hago una lectura paralela en la que me cuesta encontrarle el mérito, pero a mí me gusta ir más allá, y este título hay que fragmentarlo y analizarlo.

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Esta Champions vale lo mismo que la que ganó el FCBarcelona el año pasado, en la que eliminó a todos los campeones de Europa (Manchester City, PSG, Bayern de Munich y Juventus), y eso molesta. Cuesta aceptar que los dos títulos tengan el mismo reconocimiento cuando el Real Madrid es el primer equipo de la historia que gana la Champions sin tener que eliminar a ningún campeón de la competición.  Jode mucho pensar, y digo jode porque no encuentro otra palabra más adecuada, que haya sido tan plácido para el equipo de Zidane conseguir el título más difícil sin apenas esfuerzo, y que equipos como el Barça o el Bayern de Munich estén fuera de la competición. Algunos vendieron épica la remontada contra el octavo de la liga alemana, pero aquellas semifinales insípidas, sin tensión y con un gol de rebote no se pueden comprar como una eliminatoria sufrida y trabajada. Los blancos se han enfrentado a equipos que no han ganado sus ligas ni en 2015 ni en 2016 (Roma 2º/2º, Wolfsburgo 2º/8º, City 2º/4º). Una trayectoria sin complicaciones y comparable a una Europa League que para un equipo con un presupuesto tan grande se queda muy corta.

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Fuera del camino allanado que la suerte ha planteado para el Real Madrid, la final fue un escándalo. El primer gol de Sergio Ramos debió ser anulado por fuera de juego, el árbitro no vio un penalti por unas manos descaradas del capitán y tampoco le expulsó en la última jugada de los 90 minutos reglamentarios por cortar una contra del Atlético que podría haber supuesto el 1-2. Estas jugadas han pasado desapercibidas incluso por la realización de la retransmisión del partido, que apenas puso la repetición y volaron de la memoria de aquellos con más picardía. De momento, todos recordaremos esta final como el gol en fuera de juego de Ramos, igual que la séptima con un gol también en fuera de juego de Mijatovic,  el cual les dio la victoria.  Los culés guardamos estas acciones en nuestra memoria para esbozar una sonrisa irónica cada vez que tachen a nuestro equipo de ladrón. Sonreír y callar. No podemos hacer otra cosa si no queremos entrar en una  infinita discusión en la que la conclusión es que el FCBarcelona roba todo lo que gana.

Finalmente la final la ganó la historia. El Atlético hizo una buena final en cuanto a tensión competitiva se refiere, pero no le fue suficiente y pagó muy caro el error de Griezmann desde el punto de penalti al inicio de la segunda parte. El Madrid marcó el gol y ya se imaginó levantando la orejona. Le regaló el partido a los del Cholo, algo que se le hubiera reprochado hasta la eternidad a Zidane si su equipo llega a perder la final. Pero no, el destino le tenía preparado un revés a la temporada del Madrid y un nuevo guantazo al Atlético de Madrid. Los del Cholo eliminaron al campeón y al Bayern de Munich, pero a la hora de la verdad volvió “El pupas” y fracasó de nuevo frente a su eterno rival.

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El Real Madrid es un equipo que, guste más o menos, ganará siempre, más o menos repartido pero lo hará. Es uno de los dos clubes más importantes de la historia y en su ADN lleva el éxito. A partir de aquí podemos hacer un profundo análisis de sus éxitos y de su repercusión en la historia del fútbol. A mi parecer, el Real Madrid es una institución grandiosa, de las más influyentes del mundo, pero al caer en las manos de Florentino Pérez se ha convertido en una empresa que poco tiene que ver con el fútbol. Como decía, el club ganará siempre, aunque sea de una forma inmerecida como ha ocurrido este año. Seguramente sea el único club que puede ganar una Champions sin apenas esfuerzo. Es increíble, pero lo han conseguido. El FCBarcelona ha necesitado crear un proyecto, cambiar toda una mentalidad instalada y marcar épocas para ganar. El club catalán no podrá jamás ganar algo sin merecérselo. Esto es así. Ha tenido siempre que trabajar las cosas y rozar un fútbol sublime para ganar Champions, una competición que hasta esta temporada requería un considerable esfuerzo. Es injusto, sí. Se trata de un club enlazado con la suerte y con una identidad ganadora, pero analicemos un instante la situación. ¿Ha marcado el Real Madrid una época?, ¿Se recordará este Madrid por algo concreto? Yo lo tengo claro: no. Las victorias del club madrileño en la última década han servido para rellenar vitrinas e inflar el número de títulos, pero dentro de 50 años estos títulos serán simples números sumados a los de sus grandes épocas del siglo XX, donde sin ninguna duda fue el dominante del fútbol mundial con matizaciones que los más sensatos conocen. Los culés por suerte hemos disfrutado del Barça de Ronaldinho, del Barça de Guardiola, de Messi…Equipos que han ganado títulos marcando épocas. Nosotros podremos mirar nuestras vitrinas y contar una historia de cada trofeo, porque el FCBarcelona es eso, trabajar, brillar y ganar. Solo el tiempo dará el verdadero reconocimiento a cada título y a cada época, hasta entonces solo queda disfrutar de este equipo que está haciendo historia, celebrar cada victoria y recolectar todos los recuerdos posibles para el día de mañana estar más orgullosos si cabe de la época dorada del FCBarcelona, algo que el Real Madrid no tendrá.

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Sea como sea, esta victoria garantiza la continuidad de Zidane, un entrenador que no ha sido capaz de remontarle la liga a un Barça que ha perdido 11 puntos, que se conformó con un 1-0 en todas unas semifinales de Champions, y que está endiosado por las voces que representan a su presidente, pero que todavía no ha demostrado absolutamente nada. También seguirá Florentino Pérez, el mayor amigo del FCBarcelona. Un tipo que como ya he comentado, ha convertido al Real Madrid en un juguete a su disposición, y por lo tanto jamás mirará en beneficio del club, sino en el suyo propio. Y finalmente también seguirá Cristiano Ronaldo, un jugador que se autonombra el líder del equipo aunque desaparece en la final pero vuelve a aparecer para pedirse el quinto penalti y ser el héroe y así de paso asegurarse otro Balón de Oro, su verdadero objetivo. Ganarán, pero lo harán sin más. Ganar no sirve de nada si después nadie te recuerda. Que sigan viviendo en ese mundo tan alejado de la realidad, que se ahoguen en su arrogancia mientras el mundo admira al FCBarcelona.

¡Vaya hostia!

Todavía me duele el guantazo. ¿A cuánto se pagaría el 2-0 en Wolfsburgo? Felicito al alemán orgulloso y optimista que creyó en lo que nadie hizo. Hemos caído todos. Incluso el propio Wolfsburgo, o eso parecía, creía muy poquito en su victoria y mandaba mensajes decepcionantes para su afición. Dante, central del equipo alamán pronosticaba que tenían un 2% de posibilidades de pasar la eliminatoria. ¿Un poco triste no? Lo que está claro es que queda la vuelta en el Bernabéu, y lo normal sería ver al Real Madrid en semifinales, pero quién sabe qué pasará el martes.

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Todo el mundo cree que lo de ayer fue un error, un tropiezo sin importancia que el Madrid arreglará con la épica de su estadio en las grandes noches Europeas. Yo no creo que sea un tropiezo. Creo que el Madrid ayer fue el Madrid de toda la temporada. Los errores que cometió ayer el equipo son los mismos que ha estado cometiendo desde Agosto, y ni Benitez ni Zidane han conseguido corregirlos. La defensa es un flan, el centro del campo no crea y la BBC no desequilibra. No debe resultar extraño que un equipo en estas condiciones se quede fuera de todas unas semifinales de Champions. Lo surrealista es que sea eliminado por un equipo que es 8º en la Bundesliga. La sorpresa es el Wolfsburgo y no el Madrid. Según he estado leyendo, el último mes del equipo alemán ha sido desastroso, un hecho que ha dejado más parado si cabe a cualquier seguidor habitual de la liga alemana, que no apostaban nada a favor del equipo de la Volkswagen.

Parece que el accidente fue el sábado en el clásico y no ayer en Alemania. El Madrid va a la deriva, sin todavía en abril saber a qué juega y con una plantilla que parece que ha dado la temporada por terminada ganando en el Camp Nou. Ya lo advertí el domingo en mi primer post. Ni el Barça fue el Barça, ni el Madrid fue el Madrid. El diagnóstico del partido fue equivocado por parte de los de siempre, y en la primera batalla, primera derrota. No puedes creerte el mejor por ganar un partido. Que si, que es el Clásico y ganar a tu eterno rival es siempre importante, pero no te hace invencible como algunos han creído.

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En todo caso, lo de ayer es una lección para todos. El afectado es el Real Madrid, pero estos partidos demuestran la grandeza del fútbol, y te hacen ver que el exceso de confianza siempre se paga. No culpo al Madrid por creerse superior al Wolfsburgo porque lo es, y el que lo niegue está ciego, pero el momento que atraviesa futbolísticamente el equipo debería ser suficiente para ser prudente y tratar con la misma importancia y dificultad todos los partidos.

Prudencia es la que le pido al aficionado del Barça que ya celebre la eliminación del Madrid. Los culés fuimos los primeros en subestimarles el sábado y ocurrió lo que ocurrió. La plantilla de Zidane es espectacular, y estoy segura que es capaz de ganar una Champions sin una versión arrolladora. El culé hoy debe olvidarse del Madrid y tener calma, sentido común y centrarse en el valor del partido más importante ahora mismo para el Barça, que no es la vuelta en el Calderón, sino la visita a Anoeta del sábado. Un campo que recuerda fantasmas del pasado y es IMPRESCINDIBLE ganar para seguir en la lucha por la liga.

¿Por qué?

Todavía dura la resaca del descafeinado clásico del sábado. Después de un partido así hay miles de análisis diferentes. Los madridistas más optimistas creen que ya han ganado la undécima por la moral que supone la victoria; los culés más pesimistas(los antiguos) creen que el Barça ya ha perdido la liga y seguramente que el Sevilla le gane al Barça 5-0 en la final de la Copa del Rey. Ni todo negro, ni todo blanco. Lo que está claro y no deja de sorprenderme es la habilidad que tienen los medios afines al Madrid para transformar todo lo malo en bueno, y todo lo bueno en celestial. Y no solamente eso, lo que más curioso me resulta es comparar los análisis que hacen en Madrid con los que se hacen en Barcelona.

El Madrid mereció llevarse los tres puntos del clásico. Eso no lo pongo en duda. Lo hicieron mejor, fueron más listos, y sin tener que hacer un grandísimo partido, ganaron a un Barça que mermado no se sabe muy bien por qué, parecía que llegaba para meter cinco goles y se quedó en uno y gracias.

Me sorprende que nadie ponga el grito en el cielo por lo sucedido en el minuto 12 de partido. Sergio Ramos, que suele sacar a pasear los codos con una libertad absoluta y con un castigo mínimo, derribó a Leo Messi en la línea del área. El primer debate es saber si es penalti o no, lo que si fue es una falta clarísima, peligrosa y la segunda amarilla para el capitán del Madrid. Una expulsión tan rápida hubiera cambiado el partido por completo, y sin embargo, el árbitro le regaló 50 minutos más de partido hasta que no tuvo más remedio que expulsarle. Y no denuncio la impunidad del árbitro, que es lo de menos, lo que quiero expresar es el poco revuelo que se le ha dado a esta acción puntual, sabiendo que si hubiera sido al revés, la acción sería la protagonista de telediarios y tertulias, olvidándose del resultado.

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No es la primera vez que pasa. Cuando el Madrid gana al Barça con algún error de bulto, se hace un completo borrón a la memoria y se deja de hablar de la acción. En las tertulias catalanas sólo he escuchado a los periodistas buscar el porqué de la derrota: pasividad, la no necesidad de ganar, el cambio de Rakitic o incluso una mala colocación en el campo cuando jugaban contra 10. Claro que se ha mencionado la acción, pero ha pasado tan desapercibida que la he tenido que volver a ver para asegurarme que era falta. Este post partido retrata a muchos periodistas que curiosamente han evaporado de su mente estas acciones, pero que todavía recuerdan la expulsión de Pepe en las semifinales de Champions.

Me indigna ver como se le quita mérito a todo lo que hace el FCBarcelona y en cambio se evita hablar de todo lo malo que hace el Madrid. Claro que en Barcelona se habla mal del eterno rival, pero la comparación es totalmente desequilibrada. Supongo que será la tradición histórica la que hace a los aficionados del Barcelona y a los del Madrid tan diferentes. El Barça siempre ha sido un club que ha sufrido, que ha tenido motivos para criticar al club, a sus jugadores y hasta a sus directivas. Hasta que llegó Cruyff. El Real Madrid en cambio ha sido el grande, quien jamás se equivocaba y que si lo hacía se le perdonaba por el elevado número de Copas de Europa que tiene en las vitrinas. Pues bien, creo que este lastre histórico todavía repercute en los aficionados, y cuando digo aficionados también me refiero a los medios. En Barcelona siempre estarán más preocupados de criticar los errores del Barcelona en una derrota (que ya me parece bien,) y en Madrid siempre intentarán hacer creer que la culpa no es de ellos. Así avanzan las temporadas y así seguiremos viéndolo. Por suerte para los culés, al final quien hablan son los títulos. Últimamente el Barcelona se lleva la mayoría, y ahí no hay análisis que valga.

Fallaron el peor día

Leía ayer antes del partido en un artículo que si el Barça era el Barça, no encontraría dificultades para ganar, la cosa estaba en serlo. Y  vaya si tenía razón… Ahora mismo el equipo de Luis Enrique es el mejor, pero necesita no tener un mal día, y ayer lo tuvo. La defensa estuvo muy bien, el centro del campo dominó la primera parte y fue sobrepasado en la segunda, pero la delantera no estuvo. Cuando dominas el juego pero no desequilibras, normalmente no ganas. El Madrid buscó excelentemente el resultado. Salió replegado  esperando el error del rival. Aguantó la primera parte, donde podía haber encajado mínimo un gol, pero le salió bien. La segunda parte apretó más, sabiendo que los kilómetros de la semana por el parón de selecciones pesarían más en las piernas de los jugadores del Barça que en las suyas. La mayoría del equipo de Zidane tenía viajes cercanos, los partidos eran amistosos y también  tuvieron suerte, ya que algunos jugadores con unas pequeñas molestias regresaron a Madrid o directamente no viajaron para preparar el partido.

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Tampoco vi al Barça queriendo ganar el partido. Quizá por el cansancio, pero creo que el equipo jugó pensando en la distancia en liga, y en el Atlético de Madrid el martes.  Sólo vi a Piqué con la tensión que requiere un partido así, me encantó la celebración del gol. Se estiró la camiseta con orgullo, descargando en un grito toda rabia acumulada por las absurdas críticas de los madridistas y sus voces  en los medios. Lástima que no sirvió para nada, pero la imagen lo dice todo. Ni yo viví el partido con la tensión habitual, no resulta tan utópico pensar que los jugadores tampoco lo hicieran, pero no me sirve la excusa. Ellos son profesionales, y deben intentar ganar siempre. Se les permite perder porque son humanos, algo que a veces a la afición más crítica se le olvida, pero mínimo deberían haber luchado algo más el partido. El Barça venia de 39 partidos sin perder, pero se relajó el peor día. En todo caso, creo que el equipo ha dado motivos suficientes como para confiar y perdonar la derrota.

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Entiendo que ganar un clásico siempre gusta y motiva, pero la celebración del Real Madrid y su afición me parece excesiva. Ganar ayer supuso bajar los humos a la culerada, es cierto, y algunos madridistas se conforman con eso. Pero si te paras a pensar en lo que repercute el resultado de ayer en la liga, es casi nulo. El Madrid celebra seguir tercero, a siete puntos todavía del Barça y a uno de su vecino el Atlético. Bien mirado, parece un poco ridículo. El diagnóstico de lo sucedido ayer, en mi opinión, es erróneo. El Madrid ganó merecidamente, pero que el Barça viniera haciendo buenos partidos y pareciera invencible no te pone por delante, ya que ayer ni hizo un buen partido, ni parecía invencible.

Ahora hay que soportar el pequeño bache, tragar con lo que digan y esperar a mayo para ver cuál de las dos fuentes celebra con razón.